Sífilis: fases diagnóstico y tratamiento

Las infecciones de transmisión sexual (ITS) son un problema de salud común en todas las partes del mundo, siendo la sífilis, una ITS causada por la bacteria Treponema pallidum, una amenaza particular. La infección progresa a través de distintas fases, cada una de las cuales presenta sus propios síntomas e implicaciones para el diagnóstico y el tratamiento. Conocer y comprender estos aspectos es esencial para las personas que corren el riesgo de contraer la infección, así como para los proveedores de asistencia sanitaria, que deben permanecer vigilantes para identificar y tratar la enfermedad lo antes posible.

Fases de la sífilis

La sífilis suele progresar a través de tres fases principales de la infección. La etapa primaria se caracteriza por la aparición de una sola úlcera o llaga, conocida como chancro, normalmente en el lugar donde se transmitió la infección. Esta llaga suele ser indolora y puede aparecer y desaparecer por sí sola en unas semanas. La etapa secundaria de la sífilis se caracteriza por una erupción cutánea que puede afectar a todo el cuerpo, junto con síntomas similares a los de la gripe, pérdida de cabello, inflamación de los ganglios linfáticos y llagas en la boca y la zona genital. Tras retroceder la erupción y otros síntomas secundarios, la infección entra en un período latente en el que los síntomas remiten pero la bacteria permanece presente en el organismo. Por último, algunas personas con sífilis no tratada progresarán a la etapa terciaria de la infección, lo que dará lugar a complicaciones graves y potencialmente mortales, como daños en el corazón, los vasos sanguíneos, el cerebro y los nervios.

Diagnóstico de la sífilis

El diagnóstico de la sífilis suele comenzar con un examen físico exhaustivo y un análisis de los síntomas y los factores de riesgo de las ITS. El método principal para identificar la infección implica una serie de pruebas sanguíneas, incluidas una prueba treponémica y una prueba no treponémica. La prueba Treponémica, también conocida como prueba específica de anticuerpos antitreponémicos, busca anticuerpos específicos producidos en respuesta a la infección por T. pallidum. La prueba no treponémica, también conocida como prueba no treponémica, busca la presencia de anticuerpos no específicos que indiquen una infección sifilítica. Estas pruebas pueden repetirse a intervalos regulares para controlar la progresión de la infección o para confirmar los resultados de una prueba inicial.

Tratamiento de la sífilis

La sífilis de cualquier fase suele poder tratarse eficazmente con el régimen antibiótico adecuado. La elección del antibiótico y la duración del tratamiento pueden variar en función de la fase de la infección y de cualquier otro problema médico que haya que tener en cuenta. En la sífilis primaria, secundaria y en la etapa latente temprana, la inyección intramuscular de bencilpenicilina G es el tratamiento de elección. En la sífilis tardía, suele ser necesario un ciclo de tres semanas de penicilina G intravenosa. En los casos de alergia o resistencia a la penicilina, pueden utilizarse antibióticos alternativos, como la doxiciclina o la tetraciclina. Es importante seguir la duración de tratamiento recomendada y notificar a todas las parejas sexuales el diagnóstico para efectuar las pruebas y el tratamiento.

Prevención de la sífilis

La prevención eficaz de la sífilis y otras ETS implica tanto la acción individual como las intervenciones sanitarias. Las personas pueden tomar las medidas necesarias para protegerse, como utilizar preservativos y someterse periódicamente a pruebas para las ITS, para reducir el riesgo de contraer y propagar la infección. Los proveedores de asistencia sanitaria desempeñan un papel importante a la hora de educar a sus pacientes sobre las ITS y la forma de prevenir su transmisión, así como de someterles a pruebas de detección y proporcionarles tratamiento. En algunas poblaciones de alto riesgo, como las personas VIH positivas, puede recomendarse una práctica conocida como profilaxis previa a la exposición (PrEP) para reducir aún más el riesgo de contraer sífilis y otras ITS.

Conclusión

La sífilis es una ETS grave y potencialmente mortal que progresa a través de distintas fases de infección. El diagnóstico de la infección puede implicar un examen físico, el análisis de los síntomas y una serie de pruebas sanguíneas para buscar anticuerpos específicos y no específicos que indiquen una infección. El tratamiento suele consistir en el uso de antibióticos, mientras que la prevención de la sífilis y otras ETS implica tanto la acción individual como las intervenciones sanitarias. Concienciar sobre la sífilis y comprender cada una de sus fases, su diagnóstico y su tratamiento es esencial para las personas que puedan estar en riesgo de contraer la infección, así como para los proveedores de asistencia sanitaria, que deben permanecer alerta para la identificación y el tratamiento precoces de la enfermedad.